Plantillas de mano con dígitos faltantes en la cueva de Cosquer en Marsella, Francia
Patrick Aventurier/imágenes falsas
EN LO PROFUNDO de la cueva de Gargas, en las montañas de los Pirineos, en el sur de Francia, hay algo que ha desconcertado a todos los visitantes que han hecho el viaje a sus oscuras cámaras interiores. Entre las pinturas y grabados prehistóricos de caballos, bisontes y mamuts hay cientos de plantillas hechas hace decenas de miles de años por personas que escupían pintura roja y negra sobre sus manos extendidas. Estos motivos se encuentran en sitios antiguos de todo el mundo, desde Australia hasta las Américas y desde Indonesia hasta Europa. Durante años, los arqueólogos se han preguntado por su significado. Pero los de Gargas son especialmente misteriosos porque alrededor de la mitad de las manos parecen estar lesionadas.
“Es muy obvio que faltan algunos de los dedos”, dice Aritz Irurtzun del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) en Bayona, Francia. Las llamadas manos mutiladas se pueden ver en muchos otros sitios de arte rupestre prehistórico, pero la cueva de Gargas es el ejemplo más llamativo de este fenómeno.
Se ha sugerido que estos dedos faltantes son el resultado de accidentes, congelaciones o mutilaciones rituales. Otra posibilidad es que sus creadores doblaron deliberadamente sus dedos para producir patrones específicos. Irurtzun y Ricardo Etxepare, también del CNRS, han encontrado ahora una manera de probar esta idea. Lo que han descubierto los convence de que las plantillas de mano de Gargas reflejan un lenguaje de señas de la Edad de Piedra. Si es así, estos patrones se suman a un creciente cuerpo de evidencia que sugiere que las pinturas rupestres del Paleolítico pueden contener una variedad de códigos ocultos. Los stencils de Gargas podrían incluso representar a los más antiguos…